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Natación adaptada: curiosidades de un deporte muy popular

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La natación adaptada es una de las disciplinas paralímpicas con más tirón. Que cada vez haya más piscinas accesibles ha contribuido a la popularización de este completo y estimulante deporte, uno de los pocos con presencia continua desde los primeros Juegos Paralímpicos de Roma del año 1960.

Beneficios de la natación adaptada

Los antiguos egipcios ya utilizaban las actividades acuáticas con fines terapéuticos para personas con problemas de movilidad mejorando su independencia y seguridad dentro del agua.

Si a esto añadimos que en la natación adaptada, por ser aeróbica, se trabajan y tonifican casi todos los músculos del cuerpo, que permite ganar fuerza y resistencia, y que puede tener un efecto relajante, nos encontramos con un deporte que mejora las capacidades físicas básicas y que supone una alternativa para la rehabilitación y recuperación física y/o psíquica de muchas personas.

Además, como cualquier otro deporte, la natación adaptada para discapacitados puede usarse para fomentar la integración de los discapacitados y sus relaciones sociales a través de actividades educativas desarrolladas en piscinas adaptadas reforzando la autoconfianza de los usuarios, concienciándoles sobre su potencial personal o sirviéndoles como motor para la superación de sus miedos y barreras personales.

Así que bien sea para mantenerse en forma, buscando un deporte de competición o con intereses más utilitarios, la natación adaptada siempre es un deporte que aporta multitud de beneficios a quienes la practican.

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Natación adaptada: Categorías y clasificación

La natación adaptada para discapacitados es junto con atletismo, baloncesto y esgrima en silla de ruedas, dardos, snooker, tiro con arco y tenis de mesa uno de los ocho deportes que se practican desde los primeros Juegos Paralímpicos.

En ella compiten deportistas de todos los grupos de discapacidad en los mismos estilos y modalidades que la natación convencional —libre, braza, espalda y mariposa— y en distancias prácticamente iguales (piscina de 50 metros con pruebas de velocidad —50 y 100 metros— y de fondo —400 metros—). 

Los deportistas de natación adaptada se clasifican según cómo les afecta su discapacidad a la hora de practicar un estilo de natación concreto. Las categorías de S1 a S10 son para nadadores con discapacidad física y parálisis cerebral siendo la S1 para una mayor gravedad y la S10 para los menos afectados. La clase S11 se reserva para personas ciegas, las S12 y S13 para deficientes visuales y la S14 para discapacitados intelectuales.

La “S” indica las pruebas de estilo libre, espalda y mariposa mientras que “SB” se utiliza para braza. En esta categoría algunos nadadores con discapacidad física compiten en una clase más baja puesto que se necesitan una mayor propulsión en las piernas. Esta misma regla se utiliza para la categoría “SM” (medley o pruebas mixtas). 

Ayudas y prestaciones a tu alcance

Curiosidades, piscinas accesibles y nadadores paralímpicos para la historia

Las piscinas accesibles son indispensables para la práctica de este deporte ya que algunos usuarios precisan grúas para acceder al agua. Por lo demás no se necesitan demasiadas adaptaciones aunque en algunos casos está permitido usar material auxiliar como manguitos o cinturones de seguridad.

Uno de los momentos clave de la natación adaptada es la salida de los deportistas, que puede hacerse desde tres posiciones: de pie, sentados o directamente desde dentro del agua. Además las piscinas adaptadas para la práctica de este deporte disponen de estructuras acolchadas en bordes, paredes y fondos, y se avisa a los nadadores con ceguera o discapacidad visual de la distancia a la que se encuentran de éstos para que puedan hacer los giros con precisión y seguridad.

Por último, mencionaremos a algunos de los deportistas que se han ganado un hueco en la historia compitiendo en natación adaptada. La deportista paralímpica más laureada de todos los tiempos es la estadounidense Trischa Zorn, nadadora con discapacidad visual con un palmarés de 51 medallas en 7 Paralímpicos (41 son oro, 9 plata y 5 bronce) y que consiguió un récord insólito ganando 12 medallas de oro en los Paralímpicos de Seúl de 1988.

Quien también sabe mucho de récords es la francesa Béatrice Hess, nadadora a quien su paralisis cerebral no le impidió ganarse el cariñoso apelativo de “Torpedo”: en Sidney pulverizó 9 récords mundiales. A ambas les sigue los pasos la joven australiana Jacqueline Freney, considerada ya una de las mejores nadadoras de la historia y que en los JJ.OO de Londres 2012 obtuvo 8 medallas de oro.

Y por supuesto no podemos olvidarnos de una de las atletas más importantes de nuestro país: Teresa Perales. Tras una neuropatía que la inmovilizó de cintura para abajo esta zaragozana aprendió a nadar, una “aventura” que le ha permitido participar en los 4 últimos paralímpicos y ganar 26 medallas (7 oros, 9 platas y 10 bronces).

Todos estos deportistas son auténticos ejemplos de superación, aunque no hace falta practicar este deporte en las más altas élites para disfrutar de él. ¿Te animas?