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7 Hábitos saludables para personas en silla de ruedas

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Cuidar de nuestra salud debe ser una prioridad. A veces, es más sencillo de lo que parece: acciones cotidianas o rutinas como salir a tomar el aire, realizar actividades en grupo, cuidar lo que comemos o mantener nuestra mente ocupada son un revulsivo para sentirnos bien.

Por supuesto, cuidar de la salud abarca nuestro cuerpo y nuestra mente, incluidas las emociones. Por este motivo, tener una actitud positiva, entablar relaciones personales sanas, limitar las situaciones de estrés o propiciar el optimismo pueden ayudarnos a mejorar nuestro estado anímico y, lo que es más importante, nuestra salud general.

Algunos hábitos de vida saludables para cuidar el cuerpo y la mente

  • Mantenerse físicamente activo/a

Practicar ejercicio a diario es un hábito de vida saludable con muchos beneficios para el organismo, porque contribuye a establecer una relación positiva con nuestro cuerpo: de esta forma, somos más conscientes de nuestras limitaciones, pero también de nuestras capacidades.

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Desde el punto de vista físico, el deporte mejora la coordinación y el equilibrio, favorece la circulación en sangre y aumenta el desarrollo de la musculatura.

Mantenernos activos también nos ayudará a controlar nuestro peso y a ser más autónomos.

Por otra parte, la actividad física y la práctica de ciertos deportes adaptados nos ayudarán a socializar y a ser más responsables y empáticos con los demás.

  • Comer alimentos saludables y en porciones adecuadas

Comer de manera saludable es importante durante todas las etapas de la vida. De hecho, la nutrición tiene un efecto directo en el funcionamiento del cerebro y del cuerpo, y es un condicionante del bienestar y de la capacidad intelectual.

La base de una alimentación sana es una buena hidratación y el equilibrio en la ingesta de las proteínas, grasas, hidratos de carbono, vitaminas y minerales que nuestro cuerpo necesita para desarrollar las actividades diarias. Por eso, se recomienda llevar una dieta equilibrada.

En todo caso, la dieta y la cantidad de comida ingerida debe ajustarse a cada persona, ya que puede variar mucho en función de cambios fisiológicos, psicosociales y/o patológicos.

Puesto que muchas personas con discapacidad física pueden presentar diversos problemas gástricos o de acceso a los alimentos, lo ideal es acudir a tu médico periódicamente para revisar y controlar tu dieta. Con hábitos saludables y una buena dieta se puede lograr fortalecer nuestro sistema inmunológico.

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  • Hacerse chequeos médicos periódicos

Muchas veces, no nos hacemos revisiones médicas porque no tenemos molestias concretas y no lo vemos necesario. Sin embargo, muchas enfermedades se pueden prevenir o detectar de manera precoz, evitando riesgos para la salud a medio y largo plazo.

Los chequeos médicos son individualizados y adaptados para cada paciente. En algunos casos, conviene realizar revisiones de manera anual, mientras que en otras ocasiones es recomendable hacerlas cada seis meses dependiendo de si se trata de algo rutinario o del control de ciertas patologías.

  • Contar con apoyo social y familiar

La familia, los cuidadores y el entorno son el principal apoyo de la persona con discapacidad. También lo son su red de contactos personales y profesionales (compañeros de trabajo, amigos, etc.), y todos ellos son clave a la hora de proporcionar cuidados.

De la misma forma, existen asociaciones e instituciones, tanto públicas o privadas, dónde las personas con discapacidad pueden encontrar ayuda y desde donde se organizan talleres, jornadas, asesoramiento, etc. Estar en contacto con estos organismos también puede ser una garantía adicional para cuidar de tu salud.

  • Buscar ayuda profesional

Pedir ayuda no siempre es fácil. Pero, a veces, es la única forma de solucionar nuestros problemas y de sentirnos bien con nosotros mismos. Estar arropados y sentirnos protegidos también son hábitos saludables.

Una de las claves para mejorar nuestra salud y tener hábitos más saludables es ser conscientes de nuestros "puntos débiles" y solicitar ayuda profesional cuando sea necesario. De hecho, esto también puede considerarse un hábito de vida saludable.

¿Un consejo? Ante cualquier duda o ante situaciones de nervios y estrés que no sepas cómo controlar, consulta con tu médico para que te indique qué pasos seguir o a qué profesionales debes acudir.

  • No automedicarse ni dejar tratamientos médicos sin supervisión

La automedicación sin control médico comporta una serie de riesgos para la salud, entre ellos toxicidad, falta de efectividad, efectos secundarios, riesgo de adicción/dependencia, enmascaramientos de procesos clínicos graves, resistencia a otros tratamientos médicos, etc.

Por otra parte, muchas personas con discapacidad tienen enfermedades o patologías crónicas. Especialmente en estos casos, no conviene dejar un tratamiento médico sin supervisión médica. De hecho, antes de abandonar cualquier medicamento, lo primero que debes hacer es acudir a tu médico para que estudie tu caso y te dé una alternativa.

  • Respirar aire limpio también es un hábito saludable

Respirar aire limpio es importante, y estos meses de confinamiento nos han hecho más conscientes de la necesidad de salir a la calle todos los días. Cuando respiramos aire limpio de manera profunda, mejoramos la capacidad de atención y concentración, pues nuestras células están más oxigenadas.

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Además, las actividades al aire libre nos permiten mover los músculos, mejorar la actividad de corazón y de los pulmones, recibir vitamina D del sol y fortalecer el sistema inmune.

¿Por qué esto es tan importante mantener estos hábitos de vida saludables?

El primer motivo es obvio: un buen estado de salud nos ayuda a prevenir enfermedades. Sin embargo, la salud es un concepto que abarca mucho más que la ausencia de enfermedad.

La buena salud es un estado que todos podemos alcanzar, pero que muchas veces no es fácil conseguir (especialmente si tenemos patologías previas y crónicas) y que en muchas otras ocasiones es fácil perder. De hecho, la situación actual, con una crisis económica y sanitaria como telón de fondo, ha provocado un impacto negativo en la salud de muchos ciudadanos.

Por ello, ahora es más importante que nunca prestar atención a las necesidades de nuestro cuerpo y de nuestra mente. Si estamos alerta, buscar ayuda cuando la necesitemos para sentirnos mejor será más fácil, y adoptar y mantener hábitos saludables puede ser de gran ayuda.

Sin duda, es uno de los mejores compromisos que podemos establecer con nosotros mismos.