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La palabra “aceptar” a veces suena a resignarse, a conformarse. Pero para mí, aceptar fue justo lo contrario: fue abrazar el reto más grande de mi vida con una sonrisa.
Lo sé porque lo viví así, aunque no me di cuenta hasta mucho después.
Hace unos meses, fui al ambulatorio por una urgencia, y al verme, un chico me reconoció. Me dijo:
“Ander… no sé si te acuerdas de mí, pero fui uno de los que te metió en la UCI el día del accidente. Nunca olvidaré tu cara. Tenías una sonrisa de oreja a oreja… Y estabas recién operado, recién salido de una situación gravísima.”
Me quedé en shock. No porque no recordara su cara, sino porque me di cuenta de que esa sonrisa no era casualidad.
Sin darme cuenta, ya había decidido aceptar mi nueva vida. Había decidido sonreírle a lo que me había pasado. Había decidido ver mi situación como un reto, no como una tragedia.
Estar en silla de ruedas es, de alguna manera, como volver a vivir.
Volver a aprenderlo todo: cómo moverte, cómo vestirte, cómo adaptarte a un mundo que no está hecho para ti.
Volver a entender que tu vida ha cambiado por completo.
Pero también es una nueva oportunidad.
Una oportunidad para enfocar tu vida de otra manera, para valorar lo que antes dabas por hecho, para conectar con otras personas que están pasando por lo mismo, y para compartir lo que estás aprendiendo en el camino.
Porque hay muchísima gente en mi situación.
Muchísima gente queriendo escuchar cómo lo estoy viviendo, qué aprendizajes estoy sacando y hacia dónde me está llevando la vida.

Una de las cosas más increíbles que he descubierto es la inteligencia del cuerpo humano.
He aprendido a escuchar mi cuerpo, a saber lo que necesita en cada momento, y a dejar atrás muchísimos malos hábitos que tenía antes del accidente.
Hoy, mi cuerpo es mi guía. Y entender eso es uno de los mayores regalos que me ha dado esta experiencia.
No te voy a negar que a veces es complicado.
Ver a niños pequeños y tener que explicarles lo que me pasa no es fácil.
Pero créeme: son muchísimo más inteligentes que muchos adultos.
Te escuchan, te miran con ojos llenos de curiosidad, y cuando les cuentas la verdad, lo entienden.
Y lo mejor de todo: lo respetan a la perfección.
Eso me ha enseñado mucho sobre cómo deberíamos vernos los unos a los otros: sin prejuicios, sin miedos, con empatía y con amor.
Y eso es lo que me mueve.
Porque, al final, la vida es esto:
Tener un objetivo, o varios.
Luchar por ello, caerse, levantarse, volver a intentarlo.
No olvidemos que si estamos aquí, es porque debemos luchar por ser siempre nuestra mejor versión.
La vida no espera a nadie.
Si no luchas por lo que quieres, si no te levantas cada día con la intención de superarte, ¿entonces qué sentido tiene?

Estar en una silla de ruedas no cambia esa verdad.
La vida me ha cambiado, sí, pero yo sigo eligiendo vivirla al máximo.
Sigo eligiendo tener sueños, luchar por ellos, y seguir creciendo.
Porque si estoy aquí, es porque todavía tengo cosas que aprender, retos que afrontar, y personas a las que inspirar.
Y eso es lo que intento hacer cada día:
Ser mi mejor versión.
Ander
SOBRE EL AUTOR
Ander Arteagabeitia es un influencer que a través de sus redes sociales, donde le siguen más de cien mil personas, comparte historias personales y experiencias conmovedoras que ilustran su resiliencia y determinación.
Fue canterano del Athletic Club, se tiró de cabeza a la piscina y sufrió una tetraplejia que le robó su sueño de convertirse en estrella de fútbol.
Pero no sus ganas de vivir. Desde el primer día fue consciente de lo que le pasó y decidió tomárselo como una segunda oportunidad en la vida.
Instagram: @ander_arteagabeitia
TikTok: ander-arteagabeitia
ANDER UTILIZA A DIARIO...
