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La artritis reumatoide no solo afecta a las personas mayores

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La artritis reumatoide o artritis degenerativa es un trastorno inflamatorio que, además de las articulaciones, puede dañar otros sistemas corporales como la piel, los ojos o el corazón. La enfermedad tiene origen autoinmune (se produce cuando el sistema inmunitario ataca a los tejidos por error) y en nuestro país afecta a más 200.000 personas.

Aunque se asocia con personas mayores, existen distintos tipos de artritis con síntomas diferentes (hinchazón, erosión ósea, deformidad en las articulaciones, etc.) que pueden afectar a personas jóvenes. Los tratamientos y las opciones preventivas para retrasar la aparición de la enfermedad y paliar sus efectos son múltiples. Sin embargo, en los casos más agudos, la artrosis puede causar discapacidad física severa y obligar a quienes la sufren a utilizar sillas de ruedas.

Síntomas de la artritis reumatoide

Los síntomas iniciales de la artritis son sensibilidad, calor e hinchazón en las articulaciones, rigidez articular (sobre todo tras un periodo de inactividad), cansancio, fiebre y pérdida de apetito.

Normalmente la artritis reumatoide comienza en articulaciones pequeñas como los dedos y se extiende a muñecas, tobillos, rodillas, codos, hombros y caderas.

Los síntomas de la artritis pueden variar en cada persona y la enfermedad se caracteriza por la existencia de periodos agudos (brotes) con épocas de remisión en las que la hinchazón y el dolor se disipan.

¿Hay factores de riesgos asociados a la artritis?

Aunque la artritis es más frecuente en personas mayores, se puede manifestar a partir de los 40 años. También existen casos de artritis en jóvenes. En dichas ocasiones la enfermedad suele aparecer en la adolescencia y muchas veces su origen es desconocido (artritis idiopática).

De forma genérica, además de la edad, el sexo se considera un factor de riesgo asociado a la artritis. De hecho, las mujeres son más propensas que los hombres a desarrollarla, sobre todo entre los 40 y los 60 años. Aun así, existe una variante de artrosis (espondiloartrosis) que aparece en varones a partir de 40 años. Esta enfermedad produce inflamación en la columna vertebral y en la pelvis y provoca dolor agudo durante la noche.

Los antecedentes familiares, el tabaquismo, la exposición ambiental a compuestos como el asbesto o sílice, o condicionantes como la obesidad también aumentan el riesgo de sufrir artritis.

Artritis en jóvenes: ¿es diferente de la artrosis de los adultos?

Por norma general la artritis en jóvenes puede controlarse, aunque en casos graves puede ocasionar lesiones articulares agudas y problemas de crecimiento. A continuación, explicamos cuántas clases de artritis en personas jóvenes hay:

Artritis idiopática juvenil sistémica

Afecta a todo el cuerpo y los jóvenes que la sufren pueden padecer fiebre, erupciones y tener los ganglios inflamados. En estos casos la hinchazón, el dolor y la rigidez es elevada y puede afectar a las articulaciones.

Oligoartritis

Se manifiesta con hinchazón en rodillas y muñecas. Este tipo de artritis común en jóvenes también puede provocar inflamación del iris (iritis o uveítis).

Artritis poliarticular asociada a factor reumatoide negativo

Aparece generalmente en niñas y sus síntomas se manifiestan en las articulaciones que soportan más peso (muñecas, rodillas, caderas, tobillos o cuello). También se asocia a la aparición de nódulos en las áreas del cuerpo que sufren más presión cuando nos acostamos o sentamos.

Artritis asociada a entesitis

Este tipo de artritis juvenil afecta a las extremidades inferiores y a la columna vertebral. Una variante de esta enfermedad es la espondilitis anquilosante juvenil, que provoca inflamación en las articulaciones lumbares y que se asocia con enfermedades inflamatorias del intestino como la enfermedad de Crohn.

¿Cómo afecta la artritis reumatoide a nuestro día a día? ¿Es posible reducir sus síntomas?

La artritis afecta a todos los ámbitos de la vida: el laboral, el social y el familiar. En el momento del diagnóstico, muchos pacientes niegan la enfermedad y sufren ansiedad y depresión.

A nivel médico, la artritis reumatoide aumenta el riesgo de desarrollar osteoporosis (una afección que debilita los huesos haciendo que estos se fracturen con mayor facilidad), nódulos reumatoides, sequedad en ojos y boca, infecciones (por la debilitación del sistema inmunológico), composición anormal del cuerpo, síndrome del túnel carpiano, problemas de corazón (debido al endurecimiento de las arterias), enfermedad pulmonar o linfoma.

La artritis en jóvenes, a pesar de ser rara, es más común de lo que creemos. De hecho, las enfermedades reumáticas causan en España muchos casos de incapacidad laboral permanente (alrededor del 25% de la población con artritis reumatoide debe abandonar su trabajo). En los periodos de brote, estas personas sufren rigidez y anquilosamiento articular que dificulta el movimiento y es habitual que se sientan dolor en las articulaciones. Algunos niños y adolescentes tienen cojera a causa de la rigidez en la rodilla, rango de movimiento limitado o torpeza excesiva. En los casos más graves, el paciente puede acabar necesitando una silla de ruedas.

Aun así, y pese a sus limitaciones, convivir con la artritis es posible. Actualmente existe medicación para controlar y aliviar los síntomas y prevenir o limitar lesiones articulares. Estos medicamentos supervisan el funcionamiento del sistema inmunitario y facilitan el control de la enfermedad. Por otra parte, algunos ejercicios de fisioterapia, incluso realizados por pacientes que van en silla de ruedas, mejoran la flexibilidad y refuerzan músculos y articulaciones ayudando a disminuir los síntomas de la artritis en jóvenes.

Algunas personas jóvenes con artritis se preguntan si pueden tener hijos tomando su medicación o si transmitirán este trastorno a su descendencia. En estos casos es fundamental hablar con el reumatólogo antes de planear un embarazo.

¿Qué ocurre cuando la enfermedad está avanzada?

Cuando la enfermedad está en fases avanzadas se recomienda realizar actividades para mejorar las deformidades. En algunos casos es necesario valorar el uso de ayudas técnicas como bastones, andadores o sillas de ruedas. Si el paciente se encuentra en un estadio final de la enfermedad los especialistas pueden recomendar una cirugía protésica.

El calor y el frío relajan articulaciones y músculos y reducen el dolor y la inflamación. Algunos consejos son:

  • Tomar una ducha tibia antes de hacer ejercicio.
  • Aplicar una bolsa o compresa caliente o una lámpara de calor en las áreas doloridas o inflamadas.
  • Sentarse en un baño de hidromasaje con agua tibia.
  • Aplicar hielo en las zonas doloridas.

El ejercicio es crucial cuando se tiene artritis. Además de mantener y recuperar la movilidad, estos ejercicios dirigidos aumentan la fuerza y la resistencia muscular, proporcionan acondicionamiento cardiovascular y aumentan la densidad ósea.