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El aseo es una de las actividades más importantes de nuestro día a día, y también es sinónimo de independencia y autonomía. Sin embargo, las personas con problemas de movilidad o en silla de ruedas pueden encontrar ciertas dificultades a la hora de ducharse si su cuarto de baño no está adaptado o tiene barreras.
Esta situación puede afectar negativamente a su autoestima y llegar a ser peligroso por el riesgo de caídas o lesiones. Por eso, el primer consejo para disfrutar de una ducha cómoda si vas en silla de ruedas es adaptar tu cuarto de baño.
El segundo consejo, y no menos importante, es utilizar para tu aseo ayudas técnicas como taburetes y sillas de ducha, tablas y bancos de transferencia o barras para reducir el riesgo de caídas.
Adapta tu baño para disfrutar de duchas cómodas y seguras
El primer paso para adaptar nuestro baño es sustituir la bañera por un plato de ducha ancho y extraplano. Los platos de obra, que quedan a ras de suelo, están libres de barreras y son una buena opción si estás pensando en hacer tu baño más cómodo y funcional.
También debes pensar en instalar un suelo antideslizante para reducir el riesgo de resbalones, y una mampara de apertura fácil que permita que el acceso a la ducha sea más amplio.
Además, es muy importante colocar asideros que te faciliten la movilidad dentro de la ducha y que te permitan asearte de manera autónoma. Básicamente, tendrás que colocar una barra para entrar /salir de la ducha y otra para facilitar las tareas de aseo en el interior de manera segura.
Por último, según la OCU, la adaptación del cuarto de baño no se limita a la estructura arquitectónica. Es necesario contar con elementos auxiliares que confieran estabilidad y seguridad a los usuarios. Destacan especialmente las sillas para ducha, que facilitan las labores de higiene personal y evitan resbalones al estar sentados.
Características y tipos de sillas de baño para discapacitados
Las sillas de ducha son una de las ayudas técnicas más demandadas por las personas que utilizan silla de ruedas. Todas ellas tienen cuatro características comunes:
- Están fabricadas con materiales resistentes.
- Son regulables.
- Son fáciles de limpiar.
- Tienen patas antideslizantes.
Gracias a estas características, las sillas para ducha mejoran:
Normalmente, las personas en silla de ruedas no pueden o no tienen fuerza para estar de pie para asearse. Este tipo de ayudas técnicas reducen el riesgo de caídas y accidentes en el baño.
Las sillas ortopédicas para ducha reducen el contacto de las personas con el suelo húmedo del baño. Una de sus grandes ventajas es su versatilidad (suelen ser ligeras, plegables y fáciles de transportar), así que también podrás llevarlas de viaje.
La mayoría de las sillas de ducha se adaptan a la altura de los usuarios, lo que facilita la movilidad y el ahorro de espacio.
Los tipos de sillas para ducha más habituales del mercado son:
Sillas para ducha sin respaldo. Más que sillas, se trata de taburetes o banquetas sin respaldo ni apoyabrazos fabricadas en plástico. Este tipo de sillas ortopédicas cuentan con orificios para la salida del agua, lo que facilita la ducha.
Sillas para ducha con respaldo. Estas sillas de baño para discapacitados aumentan la comodidad y la estabilidad, ya que los usuarios pueden apoyar la espalda y mejorar la posición. También se fabrican con plástico y tienen orificios de salida para el agua.
Sillas de ducha con respaldo y con apoyabrazos. Son iguales que las anteriores, aunque los reposabrazos mejoran el agarre y aumentan el confort.
Asientos giratorios. Este tipo de sillas para baño tienen una palanca que permite cambiar la posición para que el usuario disfrute de su ducha con total seguridad.
Sillas de baño multiusos. Se trata de sillas de baño con ruedas que pueden usarse como silla de baño, silla para ducha o silla WC (pueden incorporarse encima de cualquier inodoro)
Consejos para facilitar tus duchas diarias y mejorar tu higiene personal:
Además de adaptar tu baño y de elegir una silla para ducha que se ajuste a tus necesidades, otros consejos para disfrutar de tu baño de manera segura son:
-
Elimina del baño lo que no sea estrictamente necesario. Es importante ser prácticos para que el espacio esté despejado y puedas moverte y desenvolverte por él sin problema.
- Quita las alfombras y todos aquellos elementos del suelo que puedan provocar tropiezos o traspiés.
- Evita usar calefactores o radiadores portátiles.
- Coloca todo aquello que necesites (gel, champú, esponjas, toallas, etc.) al alcance de tu mano. Evita dejar botes o recipientes en el suelo o en estantes que queden demasiado altos.
- Procura mantener siempre el agua a una temperatura constante. Si no puedes programar la temperatura grado a grado, compruébala antes de entrar en la ducha.
- Utiliza dos esponjas: una para el cuerpo entero y otra para la zona genital.
- Seca bien tu piel. De esta forma, tendrás mayor seguridad a la hora de hacer la transferencia de la silla de ducha a tu silla de ruedas.
- Usa cremas corporales y lociones protectoras en aquellas zonas más sensibles o donde se encuentren marcadas las estructuras óseas (caderas, rodillas, tobillos, etc.). Si tienes llagas o laceraciones, te recomendamos ducharte con jabón neutro para cuidar tu piel, evitar infecciones y prevenir irritaciones.
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