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Cuando pienso en mi trayectoria deportiva, una de las cosas que más me ha marcado es, sin duda, ser mujer en el deporte paralímpico. Desde el primer momento, no todo fue fácil: enfrentarte a la competición ya supone un gran reto, pero hacerlo siendo mujer añade capas de expectativas, de estereotipos y, a veces, de dudas externas.
Recuerdo cuando empecé a nadar en serio. Muchas veces me preguntaban si realmente podía dedicar tanto tiempo y energía a algo “tan exigente” siendo mujer. Hoy me doy cuenta de que esos comentarios reflejaban más prejuicios que realidad. Cada entrenamiento, cada competición, fue demostrando que no hay límites que tengan que ver con el género: lo que importa es la pasión, la constancia y el trabajo diario.
Ser mujer en el deporte paralímpico me ha enseñado que la visibilidad importa. No solo hablo de mis medallas o resultados, sino de cómo mi ejemplo puede inspirar a otras chicas y mujeres a perseguir sus sueños, incluso en ámbitos donde todavía existen barreras. Me esfuerzo por mostrar que el deporte es un espacio donde todas podemos tener voz y protagonismo, y que la discapacidad no es un límite, sino solo una característica más de nuestra historia.
Como madre, esta perspectiva se vuelve aún más importante. La vida cotidiana tiene sus desafíos, y moverme con facilidad por la casa, la calle o los espacios de juego de mi hijo es esencial. Por eso, contar con soluciones ágiles y adaptables como mi Q300 M Mini Sedeo Lite hace toda la diferencia. Su base ultra compacta y su anchura mínima me permiten moverme con facilidad por espacios estrechos, desde cocinas llenas de muebles hasta los ascensores más pequeños. Además, mi silla sube obstáculos de hasta 7 cm y eso junto a su ligereza me ayuda a ahorrar mucho tiempo. Esta libertad me permite participar plenamente en la vida familiar y seguir siendo independiente, sin que la silla limite mi día a día.
También he aprendido que el liderazgo femenino no siempre se ejerce desde el micrófono o la dirección de un equipo. Muchas veces se trata de apoyar a otras deportistas, compartir experiencias, aconsejar y animar a quienes empiezan. Esa solidaridad entre mujeres es una fuerza enorme que nos impulsa a todas hacia adelante.
Cada vez que hablo de igualdad en el deporte, lo hago desde la experiencia personal: sé que todavía queda camino por recorrer, pero también sé que cada pequeña acción cuenta. Mostrar que una mujer puede destacar, liderar y competir al más alto nivel es una manera de abrir puertas, cambiar mentalidades y derribar estereotipos.
Al final, lo que quiero transmitir es simple: ser mujer en el deporte no debería ser noticia; debería ser normal. Pero mientras sigamos rompiendo barreras y compartiendo nuestras historias, cada paso que demos tiene un valor enorme. Y para mí, no hay nada más gratificante que contribuir a que las nuevas generaciones de chicas puedan crecer viendo que el deporte es un espacio de igualdad, libertad y oportunidades.
SOBRE LA AUTORA
Teresa Perales es una nadadora paralímpica de renombre internacional y un ejemplo de superación constante. Con un impresionante palmarés que incluye 28 medallas paralímpicas, ha destacado no solo en el ámbito deportivo, sino también como conferenciante y coach personal y deportivo.
En 2021 fue galardonada con el prestigioso Premio Princesa de Asturias de los Deportes, y recientemente, la UNED le otorgó el título de Doctora Honoris Causa. Un gran ejemplo de que la determinación y el esfuerzo constante pueden llevar al éxito.
Instagram: @teresaperales